Parece mentira, pero dentro de exactamente 17 días va a cumplirse un año completo desde que mi María Victoria dejó de ser un sueño para convertirse en realidad, asomándose por primera vez a este mundo real.
Lejos en el tiempo quedó ese día en que tuve en mis manos un sorprendente "positivo" y una cara de no entiendo nada, el abrazo incrédulo con mi esposo y con el resto de la familia.
Poco a poco fue haciéndose más real el sueño de nuestras vidas: una eco nos mostró un pequeñito ser humano de tan solo siete semanas de gestación, pero que estaba decidido a crecer con todas sus fuerzas y los 136 latidos por minuto de su corazón. Fue ahí cuando comenzamos a llamarla "Porotito" y a dedicar nuestra vida a cuidarla.
Por supuesto que su presencia se fue haciendo notar cada vez más con el correr de los días, las semanas y los meses: náuseas, mareos, dolores de cabeza, acidez, desequilibrios hormonales y mal humor...uff!! Y mientras seguíamos cumpliendo nuestro rol de "cuidadores del tesoro", ella crecía y crecía y crecía... Pronto nos reveló que era una nena, y con solo 16 semanas de vida dentro de la panza empezó a moverse con fuerza y a regalarnos diariamente el mejor de los despertares.
Finalmente un 22 de Abril al que llegamos con una panza gigante y la casa llena de gente amada, el sueño se convirtió en realidad cuando escuchamos su llanto, vimos sus ojos y la tuvimos en nuestros brazos por primera vez. Tanta ternura, tanta belleza, tanto milagro! Ella llegó para cambiarlo todo, para desarmar y rearmar estructuras, para enseñarnos la grandeza del amor, para sembrar en nosotros el deseo de ser mejores. Desde su llegada todo fue una aventura, un aprendizaje, un desafío.
Y es eso lo que vamos a festejar dentro de exactamente 17 días. Por eso, después de mucha charla, decidimos que nuestra forma de festejar sería no hacer una fiesta, sino un encuentro... un encuentro con las mismas e idénticas personas que estuvieron en la víspera de ese nacimiento: mamá, papá, hermano, abuelos, tíos y primos. Y no es que no haya otras personas que también queremos (y mucho), pero como sabemos que ellos también nos quieren, van a entender que este momento de festejo del primer año de nuestro bebé es íntimo, profundo y especial, y queremos vivirlo así: reflexionando y agradeciendo a Dios por estar viendo a nuestra Porotita convertida en una nena hermosa, feliz y sana.
y ustedes mamás?como festejan el primer año de sus bebés?
Besos a todos!
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