20 marzo, 2014

Hablemos de Felicidad

Dante (mi esposo) está por llegar en cualquier momento y me va a preguntar si ya está todo listo para salir (por supuesto nada está listo!)... pero yo no puedo, NO PUEDO dejar pasar este día sin hablar un poco más sobre la felicidad.
Y es que lo cierto es que una de las cuestiones que más me intriga y me intrigó siempre es la felicidad. Por qué algunas personas parecen ser felices con tan poco, y otras nunca pueden serlo a pesar de tener "tan mucho". Pero qué es poco y que es mucho en materia de felicidad? porque... no estábamos hablando de valores materiales y económicos, o si? Quizás sea más simple de lo que parece y esos que parecen tener "poco" (económicamente) en realidad tienen "mucho" (interiormente), y viceversa.
En mis (múltiples y diversas) búsquedas de respuestas me topé con un libro: "La Ciencia de la Felicidad", de Sonja Lyubomirsky, que recomiendo totalmente. La autora es Profesora de Psicología dela Universidad de California, Licenciada en Psicología por la Universidad de Harvard y doctorada en Psicología Social por la Universidad de Stanford, y sus recomendaciones y propuestas están basadas en investigaciones científicas.
Ojalá puedan leerlo... mientras tanto les prometo algunas citas del libro que les pueden gustar.

Amor de Mamá.

Día Internacional de la Felicidad

Buen día... o debería decir: FELIZ DIA! Porque hoy es 20 de Marzo, y que sea el Día Internacional de la Felicidad no es un dato menor o no debería serlo.
La Proclamación del Día de la Felicidad fue realizada por la Asamblea General de la ONU a través de la Resolución 66/281, reconociendo que la búsqueda de la felicidad es un objetivo fundamental del ser humano y la importancia de que ello sea reconocido en los objetivos de las políticas públicas.
Esta es, en mi opinión, una resolución magnífica. Ojalá algún día logremos una situación política y social en donde las necesidades básicas de las personas se encuentren satisfechas con creces, en donde la salud, la educación, la alimentación y la seguridad no sean motivo de preocupación y podamos finalmente ocuparnos todos de satisfacer nuestras más altas aspiraciones de ser felices.
Aunque, sinceramente, no puedo evitar preguntarme a mí misma a partir de esto: qué nos hace falta realmente para ser felices?es la felicidad una meta? o es el camino que recorremos mientras vamos por el cumplimiento de nuestras metas?Es igual el concepto de felicidad para todos? y lo más importante: como incluimos la felicidad en la crianza de nuestros hijos?somos mamás felices? les transmitimos felicidad? los ayudamos a ser felices?les enseñamos que el objetivo en su vida debería ser: SER FELICES???
Hagamos honor a este día y le dediquemos unos momentos a pensar y reflexionar sobre el valor que le damos a la felicidad (nuestra, de nuestros hijos, familia y personas que amamos) en nuestra rutina.
Feliz Día!

Nacer lejos de casa

A mi María Victoria le tocó nacer lejos de casa... de "mi" casa, y de la casa de su papá, pero no de "nuestra" casa.
Dos años antes de ella (y cinco meses después de comenzar nuestro noviazgo), comenzó nuestra convivencia en Córdoba. El había vivido allí durante 10 años, yo me vine para estar con él. Nuestra convivencia fue una auténtica luna de miel, seguida de un casamiento soñado y un embarazo "sin querer queriendo", que hasta el día de hoy agradecemos a Dios.
Viajamos desde "nuestra casa" en Córdoba, hasta las casas de nuestras familias todo lo que pudimos, hasta que finalmente, a los 7 meses, tuvimos que bajar un cambio o la nena asomaba en la mitad de camino entre Córdoba y Santiago.

Ahí paramos... y yo, por supuesto, lloraba mares de hormonas pensando que mi hija tan deseada, amada y esperada iba a nacer lejos de todas las personas que sus papás amábamos en este mundo. La ansiedad de los últimos meses, semanas y días se hacían presente en todo momento... de repente los dos parecíamos pocos, chicos, solos ante la inmensidad de un nacimiento, nos sobraba el espacio, el tiempo, el amor.
Pero aguantamos hasta el último día, a pesar de los pronósticos.
Y poco a poco fueron llegando todos, llenando la casa, los rincones, los silencios. Casi no faltó ninguno... porque los que no pudieron venir estuvieron presentes de alguna manera. Hasta que finalmente, con la casa y el corazón llenos, llegó nuestra hija.

Ser mamá

Hay una escena en una peli espectacular: "Mi nombre es Sam". Nunca la había entendido hasta hace casi un año. En esa escena Sam (Sean Penn) se encuentra solo afuera de la clínica en la que había nacido su hija, con ella en brazos, luego de que la madre de la beba sale corriendo abandonando a ambos. Lo impresionante de la escena es como el mundo parece dar vueltas alrededor de ellos dos, que parecen uno, un mundo inmenso, peligroso, amenazante.
La primera vez que vi la peli no me sentí identificada con esta sensación que intentaba transmitir. Era algo ajeno a mí, algo que podía pasarle a Sam, porque sus limitaciones lo llevaban a ver como algo difícil al hecho de tener un bebé en brazos, quizás porque tenía problemas mentales, quizás porque era hombre y no contaba con el instinto maternal, quizás, quizás, quizás...
Pero tuve la dichosa oportunidad de volver a ver la misma escena después del nacimiento de mi María Victoria, y fue ahí cuando lo comprendí. Porque fue al tenerla a ella en brazos cuando sentí por primera vez esa inmensidad del mundo, esa vulnerabilidad de nuestro "ser humanas", el peligro constante, el vértigo en cada paso, la agresividad del ruido, del frío, del calor, de la gente apurada, de las veredas inclinadas, del humo, de las noches que ahora parecían tan largas... y lloré.
Me pregunté entonces cómo pretendía que alguien me entienda, si mi "ser mujer" no había sido suficiente para entender esa vulnerabilidad, hasta que mi "ser mujer" se había convertido en un nuevo "ser mamá".

Va tomando forma (o no?)

No lo voy a negar, en un primer momento creí que esto me iba a resultar un poquito más fácil (igual que ser mamá), pero cuando me encontré con la hoja en blanco, con tantas posibilidades frente a mí, con tantas posibles proyecciones me dí cuenta que iba a ser más complicado. 
Es que siempre los nuevos comienzos asustan! y cuando llevan en su interior la semilla de un cambio tan profundo... asustan un poquito más (ya dije que: igual que ser mamá?). 
En fin, es como cuando era chica y escribía un diario, solo que en aquélla época lo escondía para que no lo leyera nadie, y ahora me encantaría saberme leída (ironías de la vida, digo yo). 
Podríamos empezar por el principio, pero me queda algo lejos (casi 32 años atrás). Aunque un poco de historia nunca viene mal, por algo casi todas las carreras universitarias empiezan con un poco de historia.
Sin embargo no pretendo ir demasiado lejos en el pasado, solamente empezar a conocernos para romper el hielo y ver si, con suerte, tenemos algo en común vos y yo. Lo mío es simple: me llamo Mónica, y durante 31 años supe (o creí saber) quién era. Después nació mi hija, amor de mi vida (junto con su padre), y me puso de cabeza, tanto que colgué mi título de abogada, puse en tela de juicio todos los argumentos en los que había basado mi vida, vi a mi matrimonio caminar por la cuerda floja, enfrenté y cuestioné uno a uno a todos mis prejuicios sobre el rol de la mujer, feminismo, machismo, maternidad, lactancia, y muchos etcéteras, ingresé en la carrera de Psicología y empecé a escribir en un blog!! 
Si puedes identificarte con alguno de estos aspectos, tenemos muuuuucho camino por recorrer juntas vos y yo. Quizás lo mío te suene un poco... loco?Si es así quizás todavía no te tocó encontrarte con la maternidad. O quizás sí!! sería bueno entonces que me cuentes como hiciste para mantenerte en tus cabales. 
Hoy comienza mi compromiso de hacer un camino virtual que te permita a vos, que estás quizás en una situación similar, sentirte acompañada. Ojalá seamos muchas. 

19 marzo, 2014

Palabras de Bienvenida

Hola a todas! (y por qué no también a todos). 
Hoy es mi primera vez en un blog, casi a un año de haber sido mi primera vez como mamá. Esa primera vez que fue la primera vez más importante de mi vida, la que dió un giro completo a todas mis estructuras, mi vida diaria, mi relación de pareja, mis prejuicios, mi carrera, mis proyectos, mis sueños y mi forma de ver el mundo en general. 

Ser mamá me enfrentó a las mejores y a las peores partes de mi ser interior, me enfrentó con partes ocultas de mí misma, pero que ahora afloraban llenas de vitalidad, de gritos, de locura. 


En este camino que, para mí, empezó el 22 de abril del 2013, cuando vi a mi María Victoria a los ojos por primera vez, cuando pude tenerla en brazos, amamantarla, escucharla llorar, abrazarla y velar sus sueños, en este camino de luchas y aprendizajes, dolores, incomprensiones, desvelos, llantos (de ella y míos), subas y bajas de hormonas, preguntas y más preguntas, dolores y mucha desesperación, pero sobre todo AMOR a montones... en este camino me convertí en una máquina de reflexiones, y es por eso que me tienen hoy aquí, llena de ganas de compartir experiencias y crecer juntas en este proceso interminable de aprendizajes. 

Espero que seamos muchas (y, por qué no, también muchos). 

Nos vemos en los senderos! 

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