29 agosto, 2014

Mi Discurso Antimachista

No puedo decir que soy machista, el machismo siempre me genera repulsión. Pero tampoco puedo decir que soy feminista, al menos no en el sentido que frecuentemente se le otorga al término. 

Soy feminista, solo si ser feminista implica pretender gozar de los mismos derechos que los hombres, por supuesto! Pero lamentablemente el feminismo es un término tan manoseado como el amor, y así como muchas personas buscaron reivindicar los derechos del género femenino, muchas otras también lo usaron para justificar conductas perjudiciales y, aunque quizás muchos no lo crean, también fue usado por el mismo machismo para manipular a las mujeres. 

Quien me diga que hoy las mujeres nos encontramos más libres que antes del feminismo, miente... si, miente! porque hoy la mujer se encuentra más presionada que nunca, con más responsabilidades: las propias, las del género femenino, las que les robamos a los hombres, las que pretendemos compartir con ellos, pero ellos no asumen, las que nadie quiere y terminamos asumiendo por reflejo, las que solo nosotras podemos asumir por nuestra naturaleza y así hasta el infinito... 

Yo me crié y me formé con el discurso feminista. Yo me juré a mi misma trabajar siempre, para no depender de un hombre, me prohibí cambiar de apellido, me comprometí a no dejar que nadie me maltrate por ser mujer, me indigné ante el monopolio femenino de las tareas del hogar que todavía muchas mujeres detentan, asumí mi capacidad para estudiar una carrera y tener una profesión, intenté comprender la nueva libertad sexual y todo lo que el feminismo pretende. 

Pero un día nació mi hija. Y mi cerebro quedó destruido intentando complementar esta nueva vida de madre con la de "mujer-hombre". Y saben que advertí? que me sentía manipulada. Porque como mujer, lo que quiero, es tener los mismos derechos que los hombres, pero me indigna profundamente que para ser respetada como mujer y para gozar de esos mismos derechos, se me exija ser un hombre, pensar como hombre y actuar como hombre. 

Por eso hoy pienso, desde mi circunstancia femenina, desde mi cerebro femenino, mi cuerpo de mujer, desde mi útero que creció para albergar y dar vida a un ser humano, mi útero que sangra todos los meses, mi mente que es capaz de pensar en muchas cosas al mismo tiempo, mis pechos que son capaces de producir leche para alimentar a un bebé, mi emotividad, mi psicología, mi individualidad femenina, que yo no quiero dejar de sangrar, de llorar, de vivenciar desequilibrios hormonales, ni de parir. Yo quiero ser mujer, y que no me dejen de respetar por serlo. Yo quiero elegir trabajar en casa, criar a mis hijos, educarlos, ser el pilar de mi hogar, y que nadie me diga que eso no vale la pena, y que si lo hago soy machista. 

Estoy harta de la violencia ejercida durante siglos por los hombres, pero también estoy harta de la violencia ejercida por las pseudo feministas, individualistas, anti-familia que andan por la vida imitando a los hombres y creyendo que por eso son más mujeres que las mujeres que se dignifican siendo mujeres. 

Soy feminista si ello implica que me respeten por ser mujer, que no necesito un pito para que me consideren socialmente, ni actuar como si lo tuviera. Quiero que me respeten por decidir quedarme en casa y cuidar a mi hija, aunque tengo la capacidad para salir afuera y laburar codo a codo con cualquier tipo, porque aun así tengo la fortaleza para bancarme el encierro y las tareas del hogar, que no son pocas ni menos importantes, simplemente un poco anónimas. 

Y quiero que se deje de decir que es una tarea mal pagada, porque si decido quedarme en casa no lo hago para mirar la tele, que se reconozca que en casa se labura, señores, y se labura más que en cualquier lado, porque se labura las 24 horas, entonces ese laburo se paga: la plata que entra en la casa se reparte, la administración se consulta y se decide de a dos. Eso es respeto a la mujer. 

Y quizás cuando se valore la maternidad, el útero y los desequilibrios hormonales que, aunque nos ponen de mal humor una vez por mes (porque tampoco neguemos lo innegable) nos permiten dar vida, el trabajo en casa, la crianza y la educación de los hijos, quizás ese día nos sintamos dignas y capaces de reclamar el derecho más importante del género femenino y el único que nos viene siendo negado: el derecho a ser mujeres.

28 agosto, 2014

Estoy embarazada!

Aniversario de un Positivo

Era el 28 de Agosto del año 2012, a solo 4 días de nuestro casamiento. Los días eran cortos, con tantas tareas... todo apuntaba a organizar y planear ese día tan esperado. Habíamos cenado en la casa de una amiga, por su cumpleaños. Al terminar el día y de camino a casa le dije: - Pasemos por la farmacia. Hasta no ver el negativo no me voy a convencer y voy a seguir con el atraso; me gustaría estar tranquila el día del casamiento.- 

Paramos en la farmacia, a un par de cuadras de la casa de mi mamá, a donde íbamos. Compré el test y lo llevé escondido al baño, arrojándole a él apenas una mirada cómplice, y previo a saludar a la familia, que estaba todavía haciendo sobremesa. 

Hice el test con la simple expectativa de asegurarle a mi mente la ausencia de un embarazo, para poder aliviar la inflamación de mi vientre. No esperaba nada más. Ni siquiera llegué a sufrir la ansiedad de los minutos que tenía que esperar para ver el resultado. No se si se llegó a cumplir el tiempo, simplemente recuerdo haber visualizado las dos rayitas. - Dos rayitas? - pensé. - Mmm... creía que el negativo era una sola rayita.- Miré las instrucciones del test. Dos rayitas: embarazo. No, no, no podía ser. Miré otra vez el test. Dos rayitas. Me froté los ojos, los abrí y los cerré varias veces... pero las dos rayitas seguían ahí. 

En ese momento quedé paralizada, dejé de pensar y de sentir. Algo se bloqueó dentro de mí, algo me impidió seguir viviendo como hasta ese instante. Tenía miedo, pánico, terror. Ya había experimentado el dolor, la angustia y la desesperación de embarazos que no llegaban a término. Durante casi dos años habíamos dejado la puerta abierta para que la vida nos sorprenda, y había llorado reiteradas veces cuando, llegada la fecha, llegaba la visita mensual o, no llegando, solo obtenía un resultado negativo en un test. Por qué esta vez sería distinto? Sería otra burla del destino? La felicidad parecía lógica, estaba embarazada y a punto de casarme! y sin embargo no lo era. Estaba ahí, en mis manos, en forma de dos rayitas; estaba ahí, en mi vientre, creciendo, latiendo, pero no la dejé entrar en mi corazón. Porque si por un instante me permitía ser feliz y luego todo desaparecía, no me quedaría nada, nada más que dolor. 

Tiré la caja y guardé el test con las dos rayitas en un bolsillo. Salí del baño con la cara endurecida, sin poder mover un músculo, ni hacer un gesto. Dante me miró con ojos de pregunta. Frunciendo los labios para no dejar escapar un sí incierto, me limité a asentir con la cabeza. Salimos juntos al pasillo, para que nadie nos vea y nos abrazamos fuerte, incrédulos, desconcertados.

Me gustaría viajar en el tiempo, dos años atrás, y decirle a ese Dante y a esa Mónica que se permitan ser felices... porque María Victoria estaba en camino y llegaría sana y salva hasta sus brazos. 

Hoy es un día muy especial, porque festejamos el aniversario de una gran noticia: íbamos a ser una familia. 

Cómo conociste tu embarazo? qué sentiste? 

"Madre – Puerta"

Como lo había prometido aquí

Puerta de la luz - Sagrario Gallego - CC
Yo no te vi venir,
Te lo juro, no te vi.
Te abrí la puerta
y, sin dudar, la dejé abierta,
pero no te vi.
 ~
Yo no te vi venir
con tu ruido silencioso
y tu silencio estridente,
a hacerte carne y torrente…
sangre en mí.
 ~
Yo no te vi venir
a esperanzar mi agonía,
a concurrir mi soledad,
sembrando en mí, la verdad
al nacer, tu ser, de mí.
 ~
Y aun sin haberte visto,
pude sentir tu presencia
llenar todos mis vacíos,
desterrar aquel hastío
del hueco de mi vientre.
 ~
Angustiada madre – puerta,
tristemente, siempre abierta,
un poco viva, un poco muerta,
hasta que decidiste pasar a la vida…

a través de mí. 

Cómo interpretas la poesía? qué emociones te transmite? qué crees que signifique la expresión "Madre-Puerta"? 

27 agosto, 2014

Querido Diario (Agosto): Ventanas

Querido Diario:


Suelo detenerme a mirar a mi hija y me sorprende saber que, segundo a segundo, se va alejando de ser una bebé para convertirse en una nena. La miro, a veces, como a través de una ventana, como si su crecimiento fuera algo que ocurre fuera de mí, de mi cuerpo, que es mi casa, como si sus cambios fueran algo que yo puedo espiar, sin ella verme. 

Aprovecho para hacerlo cuando juega concentrada, cuando es su papá quien la cuida, cuando se deleita escuchando música e intenta cantarla en su original lenguaje, cuando asume la postura de lectura y murmura palabras sueltas, como si captara las palabras escritas. 

Esas veces que se muestra como un ser independiente de mí, me convierto en espía de sus gestos, de sus miradas, de sus movimientos. Y me enamoro y sufro al mismo tiempo. Porque los hilos que nos unen, aunque son eternos, se hacen cada vez más finos y más largos, porque su cuerpo, día a día, va diferenciándose cada vez más de mi cuerpo, porque verla ser ella misma así, como a través de una ventana, me hace dar cuenta que no somos la misma persona, como tanto tiempo creí. 
Ventana - anroir - CC

Miércoles Mudo 7/ Aprendiendo a Dibujar con Papá

Aprendiendo a dibujar con papá

25 agosto, 2014

Fomentar la Lectura en Nuestros Hijos

Desde siempre la lectura me pareció una actividad fundamental, tanto en niños como en adultos. La lectura fomenta la creatividad, la imaginación, permite agudizar la mente y los sentidos, experimentar vivencias interiores, profundizar en uno mismo, mejorar el vocabulario y la comunicación, trascender el tiempo y el espacio, viajar, soñar, encontrar semejanzas con personas desconocidas y un millón de cosas que solo aquéllos que leen podrán comprender. 

Si me preguntan cuándo leí mi primer libro, no sabría contestar. Los libros formaron parte de mi vida desde que tengo memoria y razón. Libros y también cuadernos, porque lo leído me movilizaba tanto internamente, que debía volcar todas mis emociones, sentimientos y reflexiones generadas en un nuevo escrito. 

Un libro es un compañero y un amigo en la vida. No importa cuáles sean tus hobbies, tus gustos y preferencias, te aseguro que siempre encontrarás un libro que hable de lo que te guste y te enriquezca. 

Yo empecé, como todos, con los tradicionales libros de cuentos que me leían mis papás antes de dormir. Luego empecé a leerlos yo misma. Al crecer me sorprendió saber que los libros también crecían a mi lado, y seguían satisfaciendo mis intereses, y así me encontré con autores como Sábato, Neruda, Borges, García Marquez... Pasé por cuentos, ensayos, novelas, libros de Psicología, Filosofía, Economía, Sociología, Derecho (por supuesto), Autoayuda, Metafísica, Nutrición y hasta por libros de Ajedrez, Pilates, Yoga y Reiki. Me convertí en una devoradora de palabras. Lo hacía en todos lados: en la cama, en la fila del banco, en una plaza... 

Me encantaría que mi hija también pudiese disfrutar de ese placer que la lectura es capaz de brindar, me encantaría poder transmitirle esta pasión. Y creo que es posible... hace unas semanas leí el lema de una maratón de lectura que decía “Para que un chico lea no le muestres solo un libro, muéstrale también un lector” y entonces lo comprendí... comprendí que el ejemplo es el mejor modo de transmitir este hábito. 

Desde ya mismo es posible ver en mi hija, que tiene apenas un año y cuatro meses, que el ejemplo pesa. Los niños frecuentemente buscan jugar con aquéllas cosas que forman parte de nuestra vida cotidiana, le llaman la atención tanto o más que los coloridos juguetes. Y es así que mi hija diariamente juega con cuadernos, revistas y libros, e intenta, constantemente, aprender a usar los lápices y las lapiceras. Es muy divertido verla asumir la postura de lectura, la posición de su cuerpo, la forma de sostener el libro o la revista, de mirar las hojas con gesto de concentración y de murmurar como si repitiera las palabras que lee. Y esto, evidentemente lo hace porque lo ve en su casa, como algo natural. 

Compartir la lectura con nuestros hijos es una excelente forma de inculcar este hábito en ellos, buscar libros acorde a las edades que se encuentran transitando, libros con contenidos de calidad que hagan aportes para su crecimiento intelectual y emocional. 

Boolino es una marca de peso a nivel internacional en este proyecto de promover la lectura en los más pequeños. A través de My Little Book Box busca fomentar una nueva forma de leer en familia. 

Mi Little Book Box by Boolino

My Little Book Box es un producto ideal para fomentar la lectura en los niños. Consiste en una caja que contiene un libro de cuentos, pero al cual se le suma una guía de lectura para los padres, para que pueden conocer qué valores y áreas cognitivas del niño busca estimular el cuento. Además contiene una guía de actividades a realizar a partir del cuento y todos los elementos necesarios para hacerlas, como plastilina, goma eva, colores, etc. Todo ello permite profundizar en la historia, mejorar el lenguaje y la interpretación, incorporar los valores que el libro pretende transmitir y además compartir increíbles momentos en familia. Los libros se clasifican por edades para adecuarse al desarrollo de cada niño. 


Si te interesa la propuesta de Boolino no tienes más que hacer clic en la imagen anterior (o en el banner que se encuentra en lateral derecho del blog) para solicitar una suscripción. 

Lamentablemente para nosotras, argentinas, debo aclarar que los envíos se hacen solo a España (Península) a donde resultan gratuitos, y a otros destinos de Europa. 

Para mis amigas españolas que tengan interés, el proceso es el siguiente: 

1.- Haces clic en la imagen y realizas la suscripción. En tan solo dos o tres días tendrás la caja con todos los elementos en tu domicilio para disfrutar de la lectura y todas las actividades junto a tus hijos. 
2.- Todos los 25 de cada mes recibirás un mail con el detalle del próximo libro y sus respectivas actividades y contarás con tres opciones:
  • recibir la caja
  • cambiarla por otra
  • pausar ese mes (en cuyo caso no deberás pagar la cuota). 
Fomentas la lectura en tus hijos? te parece importante hacerlo?

Foto Finde #4/ El Mundo a Tus Pies

El mundo a tus pies

Y un día decidiste que estabas lista para caminar. Te paraste solita y comenzaste a mover un pie y luego otro. Todo cambió en tu perspectiva, de repente podías ver cosas que antes no veías y podías hacerlo desde otro lugar. Advertiste que podías llegar a donde antes no llegabas. Te sorprendiste al ver que podías desplazarte de una forma que antes no podías. 

A veces te emociona tanto esta nueva sensación de libertad que paras solo a reírte. Otras veces suspendes tu marcha para bailar, si escuchas música que te gusta. Y a veces, también, tanta libertad te asusta y sientes la necesidad urgente de volver (casi) corriendo hacia mí, abrazarme y pedirme upa; pero luego recuperas tu seguridad y sales sola otra vez.

Hoy eliges el juguete con el que quieres jugar y vas a buscarlo, buscas en cajones y adivinas qué hay detrás de cada puerta, para luego averiguarlo por vos misma. Descubres que puedes caminar sobre diferentes superficies y que no se siente igual el piso de casa, que una alfombra, que la tierra, la arena o el césped. Te tientan los escalones, pero como sabes que es más difícil (y peligroso), buscas nuestras manos para ayudarte. 

Hoy nuestros paseos de fin de semana tienen otro color, otra textura y otro sabor. Todo cambió el día que decidiste caminar, que perdiste tus miedos, que te lanzaste a la aventura. Hoy el mundo entero está a tus pies y el futuro se abre como un sinfín de posibilidades para crecer. Y sabes que para hacerlo tienes nuestras manos, nuestros brazos, nuestros ojos, nuestro paso lento a tu lado... para cuando te canses, te asustes, dudes o sientas que no puedes. En esos casos solo tendrás que mirar a tu costado y ahí estaremos, para ayudarte a recuperar tu seguridad y tu libertad para recorrer el mundo. 


Nostalgia

Quizás la vida me resulte corta para agradecer este milagro. La perfección de Dios y del Universo se manifestaron a través de mi carne, de mi ser y de mi sangre. Un óvulo y un espermatozoide, pequeños fragmentos que se encontraron en el momento y el lugar idóneos para dar paso a la luz. 

Recuerdo haberte imaginado dentro de mí, una célula simplemente. Recuerdo haberme sorprendido con tus 136 latidos por minuto, palpitantes en el medio centímetro de tu ser carnal, cuando yo aún dudaba de tu realidad. Recuerdo haberte sentido creciendo en mi interior, manifestándote, sobresaliendo. Recuerdo mi cuerpo agotado por la exigencia de contenerte y alimentarte, mientras a mí aun me costaba imaginar tus formas... me costaba creer en tu existencia real. 

Recuerdo el miedo, la duda, la incertidumbre, el cansancio, la expectativa, el amor desbordante, la ansiedad, el tiempo que se hacía eterno, la ignorancia de lo que vendría, la ilusión... 

Recuerdo haberte visto por primera vez, después de nueve meses de haberte soñado, recuerdo haberte visto... sin terminar de creer que eras real. Una pequeña gran parte de mí. Me costó verte como un ser diferente de mí misma. Me costó comprender tu realidad. Me costó asumirme responsable absoluta de tu vida. Y hoy me cuesta imaginar la vida sin vos, y más aún... me cuesta recordar la vida antes de tu llegada. 

Quizás esta nostalgia me asalta ahora porque me encontré con un par de fotos tuyas, que me permitieron advertir tus grandes cambios. Mi bebé pequeñita! me cuesta resignarme a que esa pequeña santa que apenas sonreía entre sueños, que se aferraba a mis pechos constantemente y nada comprendía, hoy es capaz de mirarme y sonreír con picardía, de correr hacia mí con sus pasos firmes y abrazarse a mis piernas, de darme besos y saludarme con la mano, de gritar mamá y emocionarse con la llegada de papá, de hacer travesuras, de comprender instrucciones, de tomar pequeñas decisiones y luchar por demostrar su autonomía, de recorrer la casa a mí lado o detrás de mí, y de caminar pequeñas grandes distancias simplemente tomada de mi mano. 

El tiempo es cruel y tiene la costumbre de no devolvernos lo que nos arrebata constantemente. Por eso mi decisión día tras día es entregarme por completo a esta mágica experiencia de criarte y caminar, junto a vos, cada sendero. Te amo como jamás imaginé que se podía amar a alguien. Por vos somos una familia: papá, mamá y hermanos


24 agosto, 2014

Yo No Quiero Ser Buena Madre

En los últimos tiempos me resulta frecuente escuchar comentarios de mamás y de personas en general, referirse a la gestión propia o ajena sobre la maternidad con frases como "buena madre" o "mala madre". 

Me pregunté, entonces quiénes son las buenas y quiénes, las malas madres, quiénes nos califican y en base a qué criterio, si hay algún reglamento estricto para cumplir, si ese reglamento es público o debe ser 'adivinado" por las madres, si tiene consideración de las circunstancias particulares de cada madre, o es de aplicación general... En fin, pensando y pensando, decidí que yo no quiero ser una "buena madre", y ahora les cuento por qué. 

4 Razones por las cuales no quiero ser una "buena madre"

1.- El concepto de "buena madre"es un concepto abstracto, mientras que la maternidad es concreta. 

2.- El concepto de "buena madre" es subjetivo: hay quienes consideran buena madre a quien emplea la disciplina y el rigor, y quienes la consideran a la madre amorosa y tierna; unos, a la que trabaja afuera y da ejemplo de mujer en el mundo, otros, a la que queda en casa para dedicarse a la crianza; unos, a la que da todos los gustos, otros, a la que los limita; unos a la que castiga, otros, a la que enseña, unos, a la que da el ejemplo, otros, a la que da la lección.... y así hasta el infinito. Las variaciones dependen de la generación a la que cada uno pertenece, de la sociedad en la que está inmerso, del tipo de madre que cada uno tuvo, de la cultura, la tradición, la historia, la familia, etc., etc, etc. Pero en fin, no existe un único y objetivo concepto de lo que significa ser "buena madre". 

3.- El concepto de "buena madre" es engañoso. No existen pautas claras de cómo llevar a cabo un ejercicio de la "buena maternidad", no hay en el mundo un código, una norma, una regla, una pauta, ni siquiera un principio general que permita clarificar la idea. Tampoco existen normas operacionales que permitan transformar el concepto abstracto en algo aplicable a la compleja y dinámica práctica cotidiana de la maternidad. 

4.- Y dejando para el final lo más importante: la maternidad no se trata de mí, no se trata de las madres, se trata de los hijos! Cuando nos enfocamos en satisfacer los exigidos, engañosos, subjetivos y cambiantes parámetros referidos a la buena maternidad, no hacemos más que enfocarnos en nosotras mismas y en lo que queremos proyectar, no hacemos más que intentar cumplir con las expectativas o exigencias ajenas... expectativas y exigencias que no son las que mejor se adaptan a nosotras, a nuestra vida ni a las necesidades de nuestros hijos... expectativas y exigencias que tienen mucho que ver con nuestro ego y el modo en el que nos manifestamos en el mundo, y muy poco con lo que realmente importa: nuestro hijo. 

Lo que sí quiero: 

La afirmación anterior de que no quiero ser una "buena madre" puede dar lugar a malas interpretaciones, por eso es que me resulta necesario aclarar las cosas que sí quiero. Y lo que sí quiero, lo que sí me importa, me motiva, me inspira y me apasiona es satisfacer las cambiantes y dinámicas necesidades de mi hija, es llevarla de la mano, desde el inicio de su vida por el camino del crecimiento y el desarrollo físico, mental, emocional y espiritual, es ayudar a una pequeña bebé a transitar el sinuoso camino de la vida, hasta convertirse en un ser humano adulto, maduro y responsable. 

Al ser madre, me convertí en la anfitriona de la vida de un nuevo ser. No importa si aprendí lo suficiente en mi historia anterior, no importa si soy lo suficientemente adulta, madura y responsable yo misma...  casi nadie se pregunta si está preparado antes de tener un hijo, porque en realidad no se sabe para qué se debe estar preparado. Un hijo nos sorprende y nos demanda hasta el infinito. Pero más allá de haber o no estado previamente preparada para cumplir con mi rol de anfitriona de este nuevo ser, mi responsabilidad es seguir puliendo mis falencias, seguir preparándome y capacitándome como maestro de la vida. Porque no importan mis caídas, mis errores, ni mi pasado... es mi responsabilidad estar siempre un paso adelante de mi hija, para poder mostrarle el camino. 

Y al final de ese camino, cuando nos miremos a los ojos siendo adultas las dos, entonces sabré, en esa mirada, si hice o no bien las cosas. No por la existencia o no de reconocimiento en la mirada de mi hija; porque en la gran mayoría de los casos, y respetando las excepciones, que también existen, los hijos suelen saber que sus padres fueron los mejores padres que pudieron tener, que hicieron lo mejor que podían hacer. Lo que yo quiero encontrar en la mirada de mi hija, desde hoy y a lo largo de todo el camino, hasta que nuestros ojos se encuentren, siendo adultas las dos... es simplemente felicidad. Esa felicidad en sus ojos me dará la certeza absoluta y definitiva de que fui una buena madre... aunque ser una buena madre no haya sido mi finalidad... el título vendrá por añadidura y será la felicidad en sus ojos la que me otorgará ese título. Aunque en el interín me hayan criticado y cuestionado, aunque no haya encajado mi gestión en el concepto de "buena madre"de ningún jurado del mundo, aunque mi propia hija se haya rebelado contra mí en determinados momentos. 

Te preocupa ser una "buena madre"? 

13 agosto, 2014

Miércoles Mudo 6/ Ya camino solita!


A tu tiempo, a tu ritmo y cuando te sentiste finalmente segura para hacerlo. Un año, tres meses y 21 días, el 12 de Agosto descubriste que podías pararte solita, sin necesidad de agarrarte de nada... creo que fue ahí cuando perdiste el miedo, lo único que te detenía, y saliste a recorrer la casa con tus pequeños pies. Comienza una nueva etapa. Te amamos hija. Felicidades! ya caminas. 

12 agosto, 2014

Yo No Tengo Paciencia! (6 Consejos Para Ser Más Paciente)

Muchas veces escuché mamás, papás, tí@s y hasta abuel@s decir cosas como "tomá, hacéte cargo vos, yo no tengo paciencia". Y debo hacer una gran confesión: yo era una de esas personas. 

A pesar de mis inmensos deseos de ser madre, siempre dije que los chicos no me gustaban y que yo no tenía paciencia. Imaginaba, en mi tierna fantasía de "no-madre" que lo que los chicos naturalmente hacían (pedir cosas, gritar, llorar, interrumpir conversaciones, querer jugar mientras uno tiene que hacer algo importante, etc.) eran cosas que hacían los hijos de los demás, y que el día que me tocara a mí tener un hijo, mi hijo sería diferente, sería "educado", serio, maduro, casi casi como un adulto pero en tamaño pequeño. 

Sí, ya se, hoy pienso que era una loca desquiciada, que lo que quería no era un hijo sino una especie de extraterrestre y que mi "no-maternidad" me tenía ciega, con los ojos vendados, viviendo en un termo y además de todo... repleta de egoísmo. Pero alguien puede culparme? Nadie que viva para sí mismo, nadie que haya luchado tanto en su vida por conseguir su independencia, nadie que haya logrado superar con éxito las limitaciones de la adolescencia para gritar a los cuatro vientos "soy grande! soy libre!" se imagina que esa dependencia volvería alguna vez, que alguna vez deberíamos volver a vivir conforme a las reglas de otra persona, y mucho menos de alguien tan pequeñito! 

En fin, la maternidad llegó... y con ella, las sorpresas. Me costó mucho comprender que lo que antes me parecía anormal o incorrecto en el comportamiento de los demás niños, frecuentemente se presentaba también en el comportamiento de mi propia hija. Y esa mujercita que yo era (la "no-mamá") frecuentemente asomaba con su "no-paciencia" y sentía deseos de salir corriendo para nunca más volver y la fantasía constante de que aparecía algún ángel disfrazado de humano y me decía "tomáte el día, yo me encargo". 

Pero la realidad es que somos mamás las 24 horas del día, los 7 días de la semana y los 12 meses del año. Es una tarea agotadora y la paciencia es puesta a prueba muchas veces. Recuerdo haber sentido que no estaba a la altura, que no podía hacerlo, que era demasiado difícil. También me pregunté si no sería esperable que, junto a esta nueva responsabilidad, deba venir, como en un combo, la paciencia y la energía extra que se necesita para afrontarla. Creo que antes de ser mamá pensaba que la metamorfosis era algo natural, que de repente nos convertíamos en madres y nos volvíamos más maduras, sabias, pacientes y santas. Pero no... 

Entonces llegué a la conclusión de que mis opciones eran: 

1.- Convertirme en enemiga de mi hija, luchar eternamente contra la corriente, renegar y rebelarme contra cada una de sus demandas, frustrarme, enojarme, resentirme... 

2.- Madurar y ser mamá. 

Mis secretos para la paciencia:


Evidentemente la segunda es la opción correcta y es la que decidí tomar. Pero hacerlo requiere un cierto trabajo interior para incrementar nuestros propios índices internos de paciencia, que puedo resumir de la siguiente forma: 

1.- Información. Conocer todo lo posible sobre cada una de las etapas de desarrollo que atraviesa nuestro bebé, para saber si lo que hace, lo que pide, la forma en que se comporta están dentro de lo esperable y de lo que se considera normal. Conocer, informarnos, estudiar, pero no solo sobre lo biológico, sino también sobre lo psicológico y lo emocional. Saber qué es lo normal y lo esperable nos predispone a afrontarlo con mejor actitud. 

2.- Asumir. Asumir que lo que pasa es lo que tiene que pasar, que por mucho que nos cueste, no va a cambiar, porque es lo que normalmente debe pasar, y que lo único que podemos cambiar es a nosotras mismas, a nuestra actitud hacia esa situación y la forma en que la vamos a manejar. Ciertamente no es lo mismo desesperarse y llorar ante el llanto angustioso y constante de nuestro bebé, que asumir que el llanto es normal y esperable y que haremos lo único que podemos hacer que es contenerlo, abrazarlo, acunarlo, amamantarlo y esperar que pase. 

3.- Establecer prioridades. Es común desesperarse y frustrarse cuando nuestro bebé demanda todo nuestro tiempo, mientras que en nuestra cabeza se siguen formando pilas y pilas de tareas pendientes; es normal que la paciencia desaparezca porque cuando apenas comenzamos a hacer algo, nuestro bebé que se despierte luego de una siesta de apenas 15 minutos... Qué hacemos entonces? Priorizar. Dar a cada cosa la importancia que realmente tiene, porque aunque es muy estresante vivir postergando, muchas de esas cosas pendientes en realidad no son tan importantes. 

4.- Comprender que es solo una etapa. Es fácil caer en la desesperación cuando el panorama pinta para largo, cuando esta historia de llantos y berrinches parece ser eterna. Sin embargo no lo es, es solo una etapa y terminará cuando menos nos demos cuenta. Y cuando termine pensaremos que realmente no era para tanto, que podríamos haber aguantado un poquito más, sobre todo porque junto con esos llantos, esos berrinches y esas demandas exageradas de nuestro hijo, se habrán ido también millones de momentos especiales en su crecimiento. Y los habremos perdido por estar sufriendo con las dificultades, en vez de disfrutar. 

5.- Sin paciencia no hay disfrute. No podemos disfrutar de cada momento del desarrollo de nuestro hijo si no tenemos paciencia. No podemos disfrutar de darle un baño, de jugar con ellos, de sus pequeños pasitos que nos hacen tardar una hora en recorrer cada cuadra, de sus paseos en la calesita y de sus comidas caóticas si estamos pensando en todo lo que tenemos que hacer y en el poco tiempo que tenemos. Vivir el presente, el momento exacto de cada una de las actividades que compartimos con nuestro hijo, de cada cosa que hacemos por ellos, de cada juego, cada sonrisa, cada mirada... vivirlo al cien por ciento, sin reservas, nos ayudará a ser más pacientes, y esa paciencia nos permitirá disfrutarlos más. Es un sistema que se retroalimenta constantemente. 

Y en algún momento nos daremos cuenta que todo fluye, que todo sale más natural, que todo cuesta menos. Porque si algo descubrí de la paciencia es que, al menos para mí, no fue natural, que la tuve que generar y trabajar; pero una vez que surgió, fue tan placentera la nueva forma de vivir el día a día, que comenzó a crecer y manifestarse sin necesidad de que la fuerce. 

6.- Pedir ayuda. No importa cuán pacientes lleguemos a ser, seguro llegará un momento en el que no podamos más. Intentemos no llegar al momento de crisis y pidamos ayuda antes.  A veces el solo hecho de hacer una caminata, darme un baño relajado o quedarme en cama un rato más, mientras Dante se encarga de levantar a Vicky es suficiente para recargar pilas y comenzar otra vez el ciclo. 

Qué te parecieron estos consejos para aumentar la paciencia? En tu caso la paciencia surgió naturalmente o tuviste que trabajar para conseguir ser más paciente? Tienes consejos o tips para ser más paciente? 

11 agosto, 2014

Risotto con Hongos


Esto de ser vegetariana me está llevando por nuevos horizontes culinarios! ;) 
La verdad es que siempre fui bastante fanática del arroz, y este finde recordé un risotto riquísimo que había probado hace algún tiempo, así que pensé en hacer mi propia versión. 

Recorrí el súper en busca del arroz carnaroli, hasta que por fin lo encontré y corrí feliz a casa para preparar esta riquísima receta vegetariana. Tenía cierto temor de que la cosa no funcione según las expectativas, pero la verdad fue bastante rápido y fácil de preparar. 

Si les interesa, les cuento la forma de preparación para cuatro porciones: 

Ingredientes: 
- arroz carnaroli (4 pocillos)
- aceite de oliva
- cebolla de verdeo (1)
- caldo (8 pocillos)
- vino blanco (2 cucharadas soperas)
- sal (c/n)
- champignones (una lata chica)
- nueces (a gusto)
- manteca (dos cucharadas soperas)
- queso crema (dos cucharadas soperas)
- perejil

Preparación: 
Precalentar una olla antiadherente con aceite de oliva. Agregar la cebolla de verdeo picada y, cuando esté transparente, agregar el arroz. Revolver con cuchara de madera, en fuego mínimo, evitando que se dore el arroz. Agregar el vino blanco y continuar revolviendo hasta su reducción. Luego agregar el caldo y los hongos, y dejar hervir hasta que se evapore, revolviendo de vez en cuando. Cuando el arroz esté a punto incorporar el queso, la manteca y las nueces y tapar unos minutos, antes de servir. Decorar en el plato con perejil y nueces picadas y unas gotas de aceite de oliva. 

Qué lo disfruten! 

Qué te pareció la receta? te animas a prepararla?

El Día del Niño Tiene Gusto a Bizcochuelo de Chocolate con Nueces

bizcochuelo hecho en casa (1) - frambuezaz
Imposible olvidar las sensaciones que me invadían en mi infancia, en días tan especiales como el Día del Niño. La noche anterior me obligaba a mí misma a dormir temprano, para curar la ansiedad de las horas que faltaban, para que el tiempo pase más veloz, para que se acaba de una vez ese día previo y comience por fin el día importante. Me acostaba temprano, pero por mucho que lo intentaba, no podía dormir. Cerraba los ojos con fuerza, hacía mi mejor intento por no pensar en nada, contaba ovejitas, me imaginaba a mí misma durmiendo, me mentía que tenía mucho sueño, pero nada... seguía despierta. Creo que la noche anterior a la del Día del Niño y a la de la visita de los Reyes Magos, eran las noches del año en las que más temprano me acostaba, y en las que más tarde me dormía. 

Muchas veces me sorprendí a mí misma esforzándome por quedar dormida, mientras ya empezaban a entrar por la ventana los primeros rayos de luz de la mañana, y todavía incrédula, me frotaba los ojos para ver si realmente estaba amaneciendo o yo lo imaginaba en mi ansiedad. 

Y cuando finalmente lo constataba, cuando advertía que el día realmente había empezado, que los pájaros ya cantaban, comenzaba a sentir mi corazón latiendo fuerte: todo un día para mí! Así que daba un salto de la cama y me ponía algún abrigo. Ese día no había reglas, no era urgente peinarse, vestirse, ponerse los zapatos ni siquiera lavarse los dientes. Lo primero era lo primero: a despertar a mis hermanos! Primero éramos dos, después tres, después cuatro... qué hermosas fiestas se armaban, todos ansiosos, todos felices. 

Así que los dos, los tres, los cuatro... íbamos corriendo al comedor, en donde estaban los regalos, y sin importar lo que encontráramos, la sensación era inexplicable, gigante, inmensa, llena de colores, suspiros y risas. Algunos años podíamos encontrar regalos majestuosos, como una calesita, un sube y baja, una hamaca! y otros, en cambio, un juego de cartas. Y todas las veces nuestra reacción era igual de intensa y de mágica, porque el Día del Niño era un día tan especial, tan lleno de sensaciones, vivencias, expectativas y "compartires" que el regalo era lo menos importante. 

Ya habiendo visto nuestros juguetes, solíamos saltar en la cama de nuestros padres, abrazarlos... queríamos que se despierten para que jueguen con nosotros! Así que a levantarse papás! porque era un domingo atípico y todos teníamos que jugar desde bien temprano. 

Y mientras estábamos todavía todos despeinados, la puerta del comedor, que es una puerta intermedia de la casa, sonaba... unos pequeños golpecitos con la llave en el vidrio de nuestra visita esperada. Llegaba la abuela! la abuela... y el bizcochuelo marmolado con nueces de cada año que tanto nos gustaba! 

A las diez de la mañana estábamos ya cansados de jugar y por no haber dormido, así que la mayoría de las veces caíamos rendidos, uno a uno iba desfilando a la cama para continuar el sueño interrumpido. 

Cuántos recuerdos, cuántos sabores, cuántos colores. Hermanos... cuánta historia compartida, las mismas raíces, la misma semilla. 

Feliz Día del Niño para los niños de hoy, a todos los cuales deseo muchos colores, fragancias y sabores que perduren en su mente y en su corazón para toda su vida. 

Feliz Día del Niño para los niños de ayer, adultos de hoy... para ese niño que llevan dentro, para que pueda susurrarles al oído sus propios recuerdos, para que siempre los inspire a regalarles hermosos días del niño a sus hijos. 

Regalemos lo que realmente importa! 

Qué recuerdos de tu infancia te trae el Día del Niño? Cómo festejaron el Día del Niño en tu familia?

06 agosto, 2014

Miércoles Mudo 5/ Feliz Cumple al Cielo... Feliz Cumple Abuela


05 agosto, 2014

10 Cosas Que Encontré En La Herencia De Mi Abuela

Mi abuela Nena nos dejó hace ya 12 años, pero se encargó de prepararnos una herencia muy importante. Quizás hoy, por estar en la víspera de su cumpleaños, comencé a recordar todo lo que nos dejó. La herencia de mi abuela estaba formada por muy pocas cosas materiales, y, en cambio, miles y miles de vivencias, sensaciones, fragancias, texturas, sonidos y colores. Estas son algunas de las cosas que dejó para mí, mi abuela:

1.- Los caramelos de nuez, las galletas boca de dama y las maná de leche; el yogur en el vasito celeste con las frutillas enteras (que mi mamá se tenía que comer porque a mi me gustaba solo el yogur) y las empanaditas de colores rellenas con dulce de leche; el arroz con azafrán, las empanadas riquísimas y gigantes (nadie sabía cómo hacía para hacerlas tan grandes), el helado casero para Navidad y el bizcochuelo marmolado con el que empezábamos el día de Reyes de cada año, bien temprano a la mañana; los golpecitos en el vidrio de la puerta, con la llave, para avisar que había llegado. 

2.- El Canal de las Estrellas, los grisines, los mates y la malta con leche; el quesito por salut; la heladera que no nos dejaba dormir con sus "arrancadas" en mitad de la noche; sus plantas.

3.- Su voz diciendo "Moniquita! ya son las 7, levantate a estudiar" y el mate listo, esperando. Las tardes sentadas en la vereda. La vez que se ofendió porque le regalé una tarjeta para el Día del Amigo (y me dijo que las abuelas son más que amigas... y tenía razón!).

4.- Sus tejidos... una campera que me hizo con tonos de verde y marrones y botones grandes... mi camperita "cuidadora" con la que me gustaba salir de la cama cuando hacía frío y estudiar bien abrigada.

5.- Su forma de pedir favores, sin pedirlos... diciendo, por ejemplo "Qué sucio está el patio! todo lleno de hojas". Y ahí íbamos nosotras, a buscar la escoba.

6.- Su manía por anotar todo lo importante en pequeñas libretitas, las fechas importantes, los cumpleaños, la platita que lograba ahorrar de su mínima jubilación (y que siempre era para regalarnos algo). Su linda letra. Las lapiceras amarillas con tapa giratoria azul... le habían gustado tanto que siempre compraba la misma y tenía alguna de repuesto.

7.- La crema "Gaby", el lápiz para cejas, los ruleros, el labial y la pintura de uñas. Su rutina tan perfecta. Su compra diaria, limitada solo a lo que iba a usar y consumir ese día... para tener una excusa para salir al día siguiente otra vez, sus llamados por teléfono, sus visitas de sorpresa y de pasada.

8.- Su incapacidad de hablar mal de alguien y de decir malas palabras (a menos que "Qué lo pan con queso!", "A la maula!" y "Que te tiró de las patas!" cuenten como malas palabras).

9.- Sus miradas que decían tanto! esos ojitos eran capaces de hablar, sin necesidad de que se movieran sus labios. Y hoy que recuerdo, vi esos ojitos tristes, cansados y hasta, algunas veces, desilusionados... También los vi sonreír, felices y emocionados. Pero no recuerdo haberlos visto nunca, jamás, enojados.

10.- Verla sentada en la punta de una mesa larga, muy larga, rodeada de hijos, yernos, nueras y muchos nietos, con los ojitos oblicuos de reírse tanto... cómo no reírse con la peluca de Juancito, los bailes de la Tere y los nietos haciendo payasadas!

Siempre conciliadora, siempre alentando la unión de la familia... de la suya y de la que formaron cada uno de sus hijos. No fue una abuela de besos ni de abrazos, no. Pero sí fue una abuela presente, con su presencia silenciosa, con su puerta siempre abierta, con su invitación constante, con su compañía eterna... aún hoy. 

Cómo me gustaría decirte, abuela, que sigo soñando con vos, que sigo visitando, en sueños, tu casa, que sigo viéndote, recordándote, deseando contarte cosas, esperando tu llamado y tu visita. Me hubiese gustado presentarte a mi familia, la que con tanto amor pude formar en esta vida, que conozcas a mi hija, que ella te conozca... 

Hoy no puedo menos que agradecerte por esta herencia que me dejaste, estas sensaciones que perduran más allá del tiempo, esta presencia eterna de ejemplo y amor. 

Feliz Cumpleaños Abuela! 

Qué herencia te dejó tu abuela?




04 agosto, 2014

10 consejos para establecer la lactancia:

Estamos en plena Semana de la Lactancia Materna, la que se celebra exactamente entre el 1 y el 7 de Agosto de este año 2014, y cómo ustedes sabrán si ya leyeron algunos de mis posts, la lactancia es un tema recurrente entre ellos, ya que logramos establecerla a pesar de los prejuicios y las críticas, y aunque esta lucha me costó unas cuantas lágrimas, la lactancia a demanda por fin triunfó. 

Por eso es que no podía dejar de escribir algo en esta Semana de la Lactancia Materna, una semana tan importante y significativa tanto para mamás como para bebés, en la que se conmemora la Declaración de Innocenti, formulada en agosto de 1990 con el fin de proteger, promover y respaldar la lactancia materna.

Y para hacer honor a esta semana tan importante en el crecimiento y desarrollo de nuestros niños, quiero hacer mi aporte, con 10 consejos para establecer la lactancia: 

1.- Información: Antes del nacimiento de nuestro bebé, es preciso buscar información sobre lactancia. En mi caso no lo hice, solo busqué información sobre embarazo y parto, por eso las dificultades de la lactancia me tomaron por sorpresa. Desde mi experiencia recomiendo buscar información, consultar con especialistas y con otras mamás, tanto sobre las formas para superar las dificultades, como también sobre lo importante que resulta la lactancia para el desarrollo de nuestro bebé. 

2.- Formar una red de apoyo: Una vez que hayamos conseguido la información necesaria, debemos intentar formar una red de apoyo para esos primeros momentos críticos de la lactancia. Generalmente ni nosotras ni nuestro entorno conoce lo difícil que puede llegar a ser establecer la lactancia, por eso recomiendo, una vez que nosotras hayamos tomado conciencia de ello, ayudar a nuestras personas cercanas a hacerlo también, compartiendo con ellos la información que hayamos obtenido. Debemos comentarles que hemos decidido luchar por establecer la lactancia, y que necesitamos de su apoyo y su confianza en nosotras. 

3.- Conseguir los elementos necesarios: Lo que a mí parecer no puede faltar es lo siguiente: crema de caléndula (en grandes cantidades) y aireadores de pezón (constantemente para permitir una correcta cicatrización de las grietas). 

4.- Confianza en vos misma: Soy una creyente de que querer es poder, y en la lactancia mucho más. Somos mamíferos y la lactancia es simplemente la proyección de nuestra naturaleza mamífera. Puede ser difícil? sí. Puede ser doloroso? sí. Pero está en nuestra naturaleza hacerlo. Y si es dífícil y doloroso, solo lo será un breve tiempo (un par de días), luego solo quedará un leve recuerdo de eso y todo el sabor dulce de nuestro triunfo. Si te informas sobre todos los beneficios de la leche materna para tu bebé, esas dificultades te parecerán pocas para todo lo bueno que la lactancia implica. 

5.- Pedir ayuda: Los primeros días pueden llegar a ser muy agobiantes, todo es nuevo, hay un aprendizaje y una exigencia constantes. Probablemente no puedas hacer nada en la casa, porque el bebé demandará mucho de tu tiempo y de tu energía. No dudes en pedir ayuda para las tareas cotidianas, porque hasta las más simples se pueden volver complicadas: preparar una comida, hacer una compra, barrer el piso. 

6.- Tomar mucha agua: Recuerdo que los primeros días de nuestra lactancia sentía calambres y los labios secos. Es como si todo el líquido de mi cuerpo se hubiera dirigido a producir leche. Probablemente no sea para tanto, pero sí es cierto que el organismo precisa de mucho más líquido para la producción de leche. Mi técnica para no olvidarme, fue tomar dos vasos de agua cada vez que daba el pecho. 

7.- Dormir y descansar: Los primeros días después del nacimiento de nuestro bebé es difícil dormir bien, las noches se dividen en tramos de tres horas o menos, nuestro sueño se ve interrumpido constantemente por llantos, teteadas y pañales sucios. Por eso es importante que seamos conscientes de que nuestro descanso será distinto del que conocíamos, y que ahora debemos sincronizarlo con el descanso de nuestro bebé: si el bebé duerme, nosotras también debemos dormir (es un consejo antiguo y muy válido). El estrés es el peor enemigo de la lactancia. 

8.- A demanda: Si queremos producir la cantidad de leche que nuestro bebé realmente necesita y lograr que esa producción se mantenga en el tiempo, es preciso que demos de mamar a demanda, o sea cada vez que nuestro bebé lo necesite y lo pida. Esto es así porque la sabia naturaleza solo nos lleva a producir la leche que es requerida, y ese requerimiento es informado a las glándulas a través de la succión de nuestro hijo. Si no le damos el pecho a demanda, será más difícil que el organismo produzca la leche necesaria, y que pronto debamos complementar la lactancia con fórmulas. 

9.- Oídos sordos a las críticas: No es extraño que en esta etapa tan especial de nuestras vidas empiecen a rondar comentarios, consejos y hasta críticas sobre la lactancia. Todas esas frases y palabras quedan flotando en nuestra mente como prejuicios que nos pueden hacer aun más difícil la tarea de amamantar. Por eso es fundamental que solo rescatemos aquéllas que nos resulten útiles, de apoyo y comprensión, y descartemos todo lo que nos genere sentimientos negativos o disminuyan nuestra confianza. No te olvides: creer es poder. 

10.- Amor, Paciencia y Permiso: No, no leíste mal, escribí "Permiso", ahora te cuento. 

El amor es natural, surge solo y a montones. Cómo no producir amor en cantidades cuando el Universo, Dios, la Naturaleza y la Vida han sido tan buenos con nosotras? Hemos sido protagonistas, cómplices y testigos del milagro más maravilloso... el amor es natural. 

La paciencia? Bueno, la paciencia quizás no tanto. Después de todo el sacrificio que implica un parto, haya sido normal o por cesárea, lo más "correcto" o esperable sería que cuiden de nosotras, y no que seamos nosotras las que debamos cuidar de alguien, pero Sorpresa! debemos cuidar de alguien al 100% las 24 horas del día. El trabajo más difícil del mundo, el más exigente, debemos hacerlo cuando más cansadas estamos. Y nuestro jefe es muy demandante! probablemente más de una vez sintamos deseos de salir corriendo, de llorar o de gritar que nos de más tiempo. Para mí la paciencia no es natural (al menos en mi caso, aunque quizás haya algunas personas para las cuales sí). Lo bueno es que si lo trabajamos, podemos conseguir hacer crecer nuestra paciencia. 

Y el permiso es para nosotras. Debemos permitirnos fallar, estar cansadas, llorar, tener miedo, darnos permiso para no poder ser eficientes, puntuales, para tener la casa desordenada, que se nos queme la comida y que nuestra ropa no esté tan combinada como de costumbre. Permiso para sentirnos mal cuando debíamos sentirnos felices. Permiso para ser felices en medio de ese caos. Permiso para darnos cuenta que ser madres no es como pensábamos, que es diferente de lo que muestran las fotos y las publicidades, que tiene menos de apariencia y más de profundidad. Permiso para sentir,  para sufrir, para llorar, para amar y también para amamantar. 

Un abrazo y feliz lactancia! 

Cuáles son tus consejos para las mamás que quieren amamantar? 


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