- Y este nene, ¿quién es?
Ella quedó pensando, intentando encontrar una respuesta rápida para esa pregunta. Las palabras se golpeaban en su mente, las frases, las emociones, los sentimientos, los recuerdos.
Pensó en contestarle: es el chico que se robó mi corazón. Es alguien que la vida me trajo como un plus, agregándole valor a mi familia y volviéndola más grande y más completa. Es él, en realidad, quien llegó primero y luego me abrió la puerta para dejarme entrar en su vida. Es quien a veces duerme en mi casa, que también es su casa y nuestra casa, aunque a su vez, él tiene otra casa. Es el que viene con sus cuadernos y carpetas y me pide que le ayude con sus deberes. El que come contento la "comida saludable" que le preparo. El que va de vacaciones con nosotros. Alguien con quien a veces juego a las cartas o juntamos hojas por la calle para una tarea de naturales. Es alguien que sintió la misma felicidad que mi esposo y yo cuando supimos que esperábamos un bebé, y tantos miedos como nosotros (aunque quizás no los mismos), y a pesar de eso agradeció junto a nosotros por esta nueva vida. El que me regaló una rosa cuando nació mi bebé (su hermana). La única persona a la que mi hija extiende sus brazos apenas ve, aunque no lo vea siempre ni todos los días. Y ríe con él. Y se divierte con todos sus gestos. Y sonríe cada vez que se lo nombro. El que empuja su cochecito, el que la hace jugar, el que la cuida mientras cocino. Es alguien que entra y sale, va y viene, pero está siempre presente. El hermano mayor. El que se extraña cuando se va, dejando vacío su lugar en la mesa.
- El hermano de mi bebé - respondió dudando. "Madrastra" parecía no encajar con sus sentimientos, y "mamá" estaba fuera de sus derechos.
- ¡No sabía que tenías un hijo tan grande! -
A veces resulta difícil... que la gente lo entienda.
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